César Chinguel Arrese
1.¿La gente sabe lo que es el amor?
Vivimos en una sociedad mediática que nos proporciona a diario abundante información. Esta información no siempre comunica la verdad de las cosas, y cuando esto sucede con frecuencia, se corre el riesgo de vaciar de contenido los conceptos. Así por ejemplo: todos tenemos la experiencia del amor, y sin embargo solemos llamar amor a lo que no es. Sin darnos cuenta hemos ido vaciando de contenido a lo más importante de nuestras vidas.
2.¿Por qué es importante el amor conyugal?
El amor es lo que somos en lo ordinario de cada día respecto a los demás, el amor no es un sentimiento ni un concepto abstracto. Por eso, ahí donde un varón y una mujer reconocen en el otro algo amable que les mueve a entregarse mutuamente, en lo que son y en lo que pueden llegar a ser como varón y como mujer, ahí se renueva la historia humana. Sólo el amor conyugal puede explicar un desprendimiento tan grande como es la entrega total de uno mismo, entrega que sólo es posible entre un varón y una mujer en el matrimonio.
3.¿Entonces, existe diferencia entre una pareja de hecho y una casada?
La diferencia es enorme, aunque en apariencia no lo parezca. A una pareja de hecho le ocurren las relaciones conyugales, y su razón de convivencia se apoya más en aspectos de orden afectivo; desaparecidos éstos, ya no se justifica esa convivencia. En cambio, en el matrimonio ocurren los acontecimientos conyugales porque los cónyuges se han entregado libre y mutuamente a título de deuda. El es de ella, y ella es de él, y el vínculo vive con ellos a pesar del tiempo y las circunstancias. Estar casados es amarse uno con una, y para siempre.
4. ¿Y es necesario conocer esto para vivir bien el matrimonio?
Desde luego que sí, pues en la cultura que nos ha tocado vivir, en donde parece que no hay verdades absolutas, sino que todo es relativo, viene muy bien tener claros los fundamentos sobre los que apoyamos nuestra entrega conyugal. El amor conyugal nace, vive, se deteriora y requiere ser restaurado, crece y cambia con los cónyuges. Esto, que se dice fácil, implica una conquista diaria real, plena de dolores y alegrías, que encuentran en el amor, una extraña conexión de conformidad y cumplimiento de finalidad, y desde luego de felicidad.
El amor conyugal, además de ser un misterio único y maravilloso, es la donación de sí mismos que hacen un varón y a una mujer, en razón de la bondad intrínseca que tiene la sexualidad humana. Esta donación libre es de tal entidad que afecta el ser mismo de los cónyuges y genera en ellos un nuevo modo de ser en la unión, una comunión de personas que, sin destruirlas, las perfecciona haciéndolas más humanas a lo largo del tiempo.
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