jueves, 26 de abril de 2007

Felicidad Conyugal

Cuando un varón se entrega a una mujer en matrimonio, le entrega toda su virilidad, dimensión que informa a todo su ser varón. Del mismo modo, cuando una mujer se entrega a un varón, le entrega toda su feminidad, la que informa todo su ser mujer. La masculinidad en el varón y la feminidad en la mujer, están siempre presentes en toda la persona, es decir, en la dimensión biológica y biosomática, sensible y psicosomática, y en las facultades personales - la inteligencia y voluntad – tanto del varón como de la mujer.

Al generarse el vínculo que los une en matrimonio, se genera con él la potencia que tienen los esposos de gozar de la complacencia que produce el vivir fielmente el propio vínculo. Dicho en otras palabras, hay una felicidad humana accesible para los esposos que solamente puede ser alcanzada a través del bien que está presente en el otro cónyuge, simplemente por haberse constituido como tal.

Esta complacencia en el bien que es la persona misma del otro cónyuge, está por encima del tiempo, y del desgaste que éste produce en el cuerpo de los esposos. Es una felicidad natural que no solo produce un bienestar espiritual, sino que abre nuevos horizontes que hacen crecer humanamente a los esposos, y los hace transitar por estancias de unión cada vez mayores, descubriendo de este modo lo extraordinariamente bella que es la unión íntima personal.

En contraposición, la infidelidad conyugal genera cierta satisfacción a nivel de las dimensiones biológicas y biosomáticas, causando verdaderos estragos en las demás dimensiones humanas, a saber, las sensibles y psicosomáticas y lógicamente degrada las facultades personales. El resultado es una relación entre un varón y una mujer que va contra su propia naturaleza de cónyuges debidos en justicia, y cuando esto sucede, la misma naturaleza les pasa factura deshumanizandolos.

Se puede ser profundamente feliz en el matrimonio. La felicidad conyugal sólo la encontraremos en nuestro cónyuge, en el de cada uno y de cada una, esa es la única vía prevista por la naturaleza humana.

El Matrimonio y la Familia, una Política de Estado

Un país empieza a dar muestras de madurez democrática cuando tiene políticas de estado que superan la contingencia de las diversas administraciones que lo gobiernan.

La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado, por ello, toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece. Todos son iguales ante la ley, y nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole [1].

La décimo sexta Política de Estado establecida en el Acuerdo Nacional Peruano (22 de julio de 2002) se titula: “Fortalecimiento de la familia, protección y promoción de la niñez, la adolescencia y la juventud”, y a la letra dice [2]:
Nos comprometemos a fortalecer la familia como espacio fundamental del desarrollo integral de las personas, promoviendo el matrimonio y una comunidad familiar respetuosa de la dignidad y de los derechos de todos sus integrantes. Es política de Estado prevenir, sancionar y erradicar las diversas manifestaciones de violencia que se producen en las relaciones familiares. Nos proponemos, asimismo, garantizar el bienestar, el desarrollo integral y una vida digna para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en especial de aquellos que se encuentran en situación de riesgo, pobreza y exclusión. Promoveremos espacios institucionales y entornos barriales que permitan la convivencia pacífica y la seguridad personal, así como una cultura de respeto a los valores morales, culturales y sociales. Con este objetivo el Estado:

(a) garantizará programas educativos orientados a la formación y al desarrollo de familias estables, basados en el respeto entre todos sus integrantes; (b) promoverá la paternidad y la maternidad responsables; (c) fortalecerá la participación y el liderazgo de las niñas, niños y adolescentes en sus centros educativos y otros espacios de interacción; (d) garantizará el acceso de las niñas, niños y adolescentes a una educación y salud integrales, al enriquecimiento cultural, la recreación y la formación en valores, a fin de fortalecer su autoestima, personalidad y el desarrollo de sus habilidades; (e) prevendrá todas las formas de violencia familiar, así como de maltrato y explotación contra niños, niñas y adolescentes, ortando a su erradicación; (f) prevendrá el pandillaje y la violencia en los jóvenes y promoverá programas de reinserción de los adolescentes infractores; (g) desarrollará programas especiales de atención a niños, niñas, adolescentes y jóvenes que sufren las secuelas del terrorismo, (h) fortalecerá el ente rector del sistema de atención a la niñez y a la adolescencia, las redes de Defensorías del Niño y Adolescente en municipalidades y escuelas, y los servicios integrados para la denuncia, atención especializada y sanción de casos de violencia y explotación contra aquéllos; (i) fomentará programas especiales de recreación, creación y educación productiva y emprendedora de los más jóvenes; (j) implementará servicios de atención integral para adolescentes embarazadas, jefas de hogar menores de edad y parejas jóvenes; (k) fortalecerá sistemas de cuidado infantil diurno desde una perspectiva multisectorial; (l) apoyará la inversión privada y pública en la creación de espacios de recreación, deporte y cultura para los jóvenes, en especial de zonas alejadas y pobres; (m) promoverá que los medios de comunicación difundan imágenes positivas de la niñez, adolescencia y juventud, así como contenidos adecuados para su edad; (n) promoverá la educación sexual respetando el derecho de los padres de brindar la educación particular que crean más conveniente para sus hijos; (o) implementará programas de becas, capacitación u otras formas de apoyo que ayuden a una mejor formación intelectual y profesional de la juventud; (p) institucionalizar políticas multisectoriales para la reducción de la violencia familiar y juvenil; y (q) promoverá la institucionalización de foros juveniles sobre los asuntos de Estado.

Se puede estar de acuerdo o no con cada uno de los puntos planteados, matizando y priorizando algunos, pero lo que es evidente, es que el Matrimonio y la Familia, por ser dos instituciones connaturales con el hombre, son el eje de cualquier sociedad bien constituida, y ningún país puede acometer un verdadero desarrollo, si no respeta su propia raíz social: La familia basada en el matrimonio de un varón y una mujer que se comprometen de por vida a una comunión de personas por amor.
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[1] Constitución Política del Perú 1993 - título primero ( http://www.abogadoperu.com/constitucion-capitulo-i-derechos-fundamentales-de-la-persona-titulo-1-abogado-legal.php )
[2] http://www.acuerdonacional.gob.pe/Foros/ForosTematicos/equidad/textoe16.htm