César Chinguel Arrese
1.Introducción
1.Introducción
Cuando pensaba en el mejor modo de enfocar el tema que nos ocupa se me ocurrió pedir consejo a mi mejor amiga – mi mujer - sobre qué pensaba ella de la disciplina en el hogar. Me sorprendió cuando me dijo que nunca lo había pensado, que era un concepto que le parecía poco familiar. Que más bien ese concepto le recordaba a instituciones ajenas a la familia. Pregunté a otros padres de familia y su respuesta fue más o menos similar. No tengo la suerte de ser un Pedagogo como ustedes, aunque tenemos en común el profundo amor que guardamos a nuestros hijos, y por ello, intentaré plantear en los próximos minutos una breve reflexión del tema desde la óptica familiar. Para empezar, veo conveniente establecer ciertos códigos de comunicación común para evitar confusiones. Empezaremos por aclarar los conceptos que nos ocupan, a saber: disciplina y compromiso. Continuaré con un breve comentario relacionado a la autoridad, y a continuación, plantearé unas reflexiones sobre las líneas de acción de los padres y profesores que les permitan generar un verdadero compromiso, a propósito de la disciplina como medio para formar mejor a los hijos y alumnos.
2.¿Qué es la disciplina?
Disciplina viene del latín Discere que significa aprender. Esto significa que en la raíz de toda disciplina está latente la acción educativa. De esta expresión latina (discere) se derivan otros conceptos como el de Docente, que es la persona que enseña, y Discípulo, que es el que aprende. También de Discere deriva la palabra Disciplina (llamada antiguamente discipulina), que son las normas que conservan el orden y la subordinación entre el docente y el discípulo para facilitar el aprender, es decir, el Discere. Lo que está claro es que la disciplina implica un esfuerzo tanto del discípulo como del profesor por aprender y enseñar. Disciplina implica también la satisfacción natural de la persona cuando comprueba que ha incorporado la verdad a su limitado entendimiento, en definitiva incorpora parte del mudo a si mismo mediante el conocimiento. La disciplina tiene dos planos íntimamente relacionados.
2.1 Disciplina interna: la familia y las virtudes humanasEl primer plano es el más importante y radical porque está encaminado a la adquisición de las virtudes humanas. Su ámbito natural es la familia, y en concreto, una responsabilidad de los padres. No en vano se ha denominado a la familia como escuela de virtudes. Esta disciplina interna, que como hemos dicho, está encaminada a facilitar el aprendizaje, son un conjunto de hábitos operativos buenos que ayudan a la voluntad en el esfuerzo que implica el aprender; son las virtudes humanas que promueven la búsqueda de la verdad. Según David Isacs, entre otras virtudes humanas, para el aprendizaje son particularmente importantes la prudencia y la fortaleza. Aunque no corresponde ahora ocuparse en extenso de las virtudes, si vale aclarar que sin la prudencia se corre el riesgo de confundir los medios con el fin buscado. Conviene no perder de vista que la disciplina es un medio y no un fin en si misma.
2.2 Disciplina externa: normas y ambiente educativoEl otro ámbito es el relacionado con el ambiente de aprendizaje, es decir, el ambiente normativo que facilita el cumplimiento de los roles tanto de profesor como del alumno. Ambos planos, el interno y el externo, se relacionan en virtud de la unidad substancial de la persona humana. Estos ámbitos se dan tanto en la familia como en el colegio.
La PrudenciaSin la prudencia la persona cae en un fanatismo por el la disciplina, como si ésta fuera el fin buscado en el aula y no un medio empleado para un mejor aprendizaje. Como en toda hábito operativo bueno, siempre existen dos vicios relacionados, uno que se le opone abiertamente (la indisciplina) y el otro que se enmascara y disfraza de virtud (exceso de disciplina), quizá el más peligroso por inadvertido. La virtud de la prudencia permite elegir bien y nos ayuda a no perder de vista el por qué de nuestro esfuerzo.
La Fortaleza La virtud de la fortaleza nos ayuda a no abandonar el bien buscado a pesar de los obstáculos. Prudente y fuerte, ese es el perfil virtuoso del buen estudiante, o si se prefiere otra terminología, son los valores deseables en nuestros profesores y alumnos en su disciplina interior. Pero lo anterior, con ser necesario, no es suficiente. A mi criterio, la virtud más radical es la caridad: el amor. Es lo que nos hace más humanos, pues nos permite comprender que, a pesar de todas nuestras miserias, estamos hechos para el Bien, para servir, para comprender, en definitiva, que existimos para un Otro.
La Caridad Si no sabemos amar, difícilmente reconoceremos el bien que pasa ante nuestros ojos, en nuestro caso concreto, no será atractiva la verdad que mediante el conocimiento transmiten los profesores. Sin caridad, no es posible reconocer lo bueno que resulta para nosotros aprender, conocer, hacernos del mundo para dominarlo, someterlo y ponerlo al servicio del hombre. Por ello es que la las tres virtudes principales que favorecen el aprendizaje y mueven el interés para el estudio personal son: la caridad, la prudencia y la fortaleza. Estas virtudes son necesarias en primer lugar en los padres y profesores, y en segundo lugar en los alumnos.
3.Autoridad y Disciplina
Ahora podemos preguntarnos ¿Dónde radica la autoridad que sostiene la disciplina escolar? ¿Cuál es su fundamento? La palabra autoridad viene del latín auctoritas. Autoridad es la facultad de influir notablemente en el desarrollo de una acción, o de influir sobre la evolución de una situación en la que participan personas. Es el reconocimiento personal al autor de algo valioso, ya sea de modo directo, o a través de otras personas que reciben ese reconocimiento por delegación explícita o implícita. Pero ¿Cuál es la fuente de autoridad en el proceso educativo? Empecemos buscando en la familia. Las familias tienen un momento fundacional: el matrimonio que tiene como fines: la procreación, la formación de los hijos, y la ayuda mutua de los cónyuges para ser mejores personas en comunión. La educación de los hijos es uno de los fines del matrimonio. Por ello, la autoridad recae sobre los padres también de modo natural, es decir, es un mandato de la naturaleza humana que los padres reciben sin pedirlo.
En la familia se habla muy poco de disciplina, al menos de modo directo. Los padres hablan del exceso o defecto de orden, laboriosidad, perseverancia, bondad, etc. de cada uno de sus hijos, de sus éxitos o fracasos escolares, pero no hablan de disciplina. En instituciones no naturales, es decir, aquellas creadas por el hombre, si se habla de disciplina, por ejemplo el colegio, el deporte, o en un cuartel.
En la convivencia familiar se respetan normas, más o menos explícitas, que los padres se esfuerzan por hacerlas cumplir con mayor o menor éxito. Esas normas tienen su fundamento en el “amor incondicional” de los padres. Un hijo obedece a sus padres porque confía en ellos, porque los ama, porque sabe que quieren su bien, incluso sabiendo de las limitaciones de ellos. La raíz de la autoridad paterna es el amor que tienen los padres a sus hijos.
En un colegio los profesores tienen autoridad formal porque los padres se la han delegado para fines educativos. Esa autoridad descansa sobre las virtudes humanas del profesor. Para un adecuado ambiente educativo se requiere el fomento de ambos planos de la disciplina, si falta uno de ellos, la autoridad escolar se debilita.
4.Los protagonistas
Ahora conviene situar a los protagonistas del compromiso a propósito de la disciplina escolar. Nuestros protagonistas son, en primer lugar los padres de familia porque son los primeros, permanentes, y naturales educadores de sus hijos. En segundo lugar están los que son educados, es decir los hijos, que confían en la formación que les ofrecen sus padres, y en aquellas personas que reciben este encargo por delegación paterna. En tercer lugar están los profesores y la institución educativa que los promueve, porque brindan un servicio educativo a la familia. En términos empresariales, los primeros clientes del servicio educativo son los padres de familia, pues la acción educativa del profesor termina al terminar el periodo escolar, la de los padres termina con la muerte, y sospecho que va más allá en virtud del Amor.
Para que sea posible el compromiso entre padres y profesores es necesario saber a qué se comprometen los protagonistas. Podemos preguntarnos sobre ¿Qué rol o papel tienen éstos que cumplir?, pues si estos roles no están claros, surgen ambigüedades, y aunque los protagonistas se esfuercen por desempeñar roles que consideran importantes, se generan conflictos, pérdida de confianza entre padres y profesores, y naturalmente un nivel de compromiso muy bajo, con la consiguiente pérdida de eficacia educativa. Entonces volvemos a preguntar: ¿Cuáles son los roles sobre los que padres y profesores deben comprometerse?
5.Planos de acción
Empezaremos por mencionar dos vicios en la relación entre padres y profesores. El primer vicio es el del padre que se cree profesor, al que llamaremos el “padre-profesor”. El segundo de los vicios es el del profesor que se cree padre, y lo llamaremos “profesor-padre”. Ni el padre es el profesor, ni el profesor es el padre. Cualquiera de estos vicios rompe cualquier posibilidad de compromiso. Y lo rompe porque ambos tienen planos de acción distintos y complementarios.
Estos planos se enriquecen mutuamente y si uno de ellos presenta problemas (no sólo dificultades), el otro plano los refleja. Esto en virtud de la unidad de la persona humana, en este caso, del hijo que se mueve en ambos planos: el familiar y el escolar.
5.1 Plano del amor incondicional: Padres
Este plano es el plano familiar, es el plano natural de la persona, en este plano la persona nace, comprende por primera vez en su vida que no está solo, que mamá y papá le acompañan íntimamente, aún antes de nacer, desde que empieza a vivir, desde que fue concebido en el seno materno. Aprende a dar sin condiciones, pues reconoce en su intimidad, desde que tiene memoria, que solamente ha recibido cuidados por el simple hecho de ser miembro de su familia. No importa si es más o menos inteligente, alto o bajo, no importa el color de su piel, o si tiene facilidad para los idiomas, simplemente recibe porque es él. En la familia la persona no solo recibe elementos materiales necesarios para su subsistencia, también recibe sobretodo el amor de sus padres y hermanos, y en esta dinámica, descubre que él también tiene necesidad de dar, de dar sin condiciones, de dar lo suyo, de darse él mismo a los demás, en definitiva aprende a amar. Para aprender a amar es necesario amar, y ser amado. No es posible aprender amar en teoría, en un salón de clase, pues la dinámica del amor supone la apertura de la propia intimidad con los suyos, y éstos, los suyos, lo son en verdad, pues ellos también se dan en un movimiento de donación incondicional mutua y continua. Este es el plano educativo esencial, y por esto la familia es el ámbito educativo natural de toda persona humana. Dicho en otras palabras: los padres son los primeros educadores. En la relación entre los miembros de su familia la persona aprende a socializar, comprende el valor de la amistad, del dolor. Aprende a compartir, a respetar, a valorar la verdad, a desear conocer más y mejor esa verdad, verdad que le sirve para dominar su mundo. Para transmitir las verdades que conoce nuestra cultura la familia requiere de un adecuado servicio educativo. La acción educativa de los padres no requiere de alta ciencia, pues se fundamenta en la sabiduría natural que proporciona la dinámica amorosa de la familia. Incluso en aquellas familias en las los padres tienen un nivel de instrucción bajo, donde los padres no saben leer ni escribir, si los padres aman a sus hijos, educan más y mejor que otras familias en las que hay un nivel alto de instrucción pero el amor incondicional no es el eje de la familia.
5.2 Plano del conocimiento y la amistad: Profesores
Este es el ámbito propio de los profesores. La disciplina escolar se asienta en la autoridad de los profesores, autoridad que tiene su fundamento en su competencia profesional y en su categoría humana. Nuestra cultura requiere que las personas tengan un nivel de conocimientos que complemente los recibidos en la familia. Para lograrlo los padres recurren a una institución educativa buscando a personas que sean capaces de ayudarlos en la formación de sus hijos a propósito de su labor didáctica. No siempre fue así, en la antigüedad, cuando predominaban modelos familiares culturalmente distintos, los conocimientos eran suministrados por el entorno familiar. El plano sobre el que actúa el colegio es el de la amistad (amor de amistad) y la competencia profesional. La amistad es el tipo de amor humano que surge de compartir el tiempo con otra persona a propósito de una actividad buena en común. Para que el profesor sea eficaz debe ser amigo de sus alumnos, preparar su clase como si lo hiciera para el mejor amigo. Debe estar deseando que empiece su clase porque simplemente la pasa bien con los chicos. Debe esforzarse por mejorar cada día en el plano humano, pues es el único plano que realmente educa. Los padres no esperamos que el profesor sea un genio, esperamos que sea una persona buena que se esfuerce cada día por ser mejor. Los padres de familia esperamos que el profesor colabore con nosotros a enseñar a nuestros hijos a reconocer y apreciar la verdad. Y en la búsqueda continua de esta verdad, esperamos que surja de modo natural el deseo de estudiar, no para aprobar, sino para aprender.
6.Compromiso
El compromiso entre padres y profesores se fundamenta en una adecuada comunicación que permita a ambos protagonistas conocer lo que unos esperan de los otros. Los padres deben comprender qué necesitan de los profesores para una buena educación de sus hijos. Deben reconocer que ellos conocen de técnicas pedagógicas que les facilitan la transmisión de conocimientos de modo eficaz y eficiente. Deben tratar de conocer la calidad humana de los profesores que educan a sus hijos, y en esta línea, exigir competencia profesional y calidad humana. Los profesores deben comprender que, como decía el fundador de esta universidad, los protagonistas más importantes de un colegio son los padres de familia. Esta afirmación no es una frase bonita, tiene aplicaciones prácticas que si no se respetan, la labor educativa se diluye en la ineficacia, y se genera una pérdida de confianza entre padres y profesores que destruye el compromiso. Desde luego es una tarea apasionante, lo que no quiere decir que sea fácil, lo fácil es crear muros de incomunicación entre profesores y padres de familia. Hay que comenzar en plano inclinado, poco a poco, y en la medida que se concreten los compromisos en torno al ambiente escolar (la disciplina), ir planteando nuevos retos. Debo terminar diciendo que, gracias a Dios, conozco a muchos y muy buenos profesores, profesores que he visto crecer cada día, mientras veía crecer a mis hijos, profesores que han ayudado a mi familia en esa tarea, tan gratificante como agotadora, como es la educación los hijos.
Muchas gracias,
2.¿Qué es la disciplina?
Disciplina viene del latín Discere que significa aprender. Esto significa que en la raíz de toda disciplina está latente la acción educativa. De esta expresión latina (discere) se derivan otros conceptos como el de Docente, que es la persona que enseña, y Discípulo, que es el que aprende. También de Discere deriva la palabra Disciplina (llamada antiguamente discipulina), que son las normas que conservan el orden y la subordinación entre el docente y el discípulo para facilitar el aprender, es decir, el Discere. Lo que está claro es que la disciplina implica un esfuerzo tanto del discípulo como del profesor por aprender y enseñar. Disciplina implica también la satisfacción natural de la persona cuando comprueba que ha incorporado la verdad a su limitado entendimiento, en definitiva incorpora parte del mudo a si mismo mediante el conocimiento. La disciplina tiene dos planos íntimamente relacionados.
2.1 Disciplina interna: la familia y las virtudes humanasEl primer plano es el más importante y radical porque está encaminado a la adquisición de las virtudes humanas. Su ámbito natural es la familia, y en concreto, una responsabilidad de los padres. No en vano se ha denominado a la familia como escuela de virtudes. Esta disciplina interna, que como hemos dicho, está encaminada a facilitar el aprendizaje, son un conjunto de hábitos operativos buenos que ayudan a la voluntad en el esfuerzo que implica el aprender; son las virtudes humanas que promueven la búsqueda de la verdad. Según David Isacs, entre otras virtudes humanas, para el aprendizaje son particularmente importantes la prudencia y la fortaleza. Aunque no corresponde ahora ocuparse en extenso de las virtudes, si vale aclarar que sin la prudencia se corre el riesgo de confundir los medios con el fin buscado. Conviene no perder de vista que la disciplina es un medio y no un fin en si misma.
2.2 Disciplina externa: normas y ambiente educativoEl otro ámbito es el relacionado con el ambiente de aprendizaje, es decir, el ambiente normativo que facilita el cumplimiento de los roles tanto de profesor como del alumno. Ambos planos, el interno y el externo, se relacionan en virtud de la unidad substancial de la persona humana. Estos ámbitos se dan tanto en la familia como en el colegio.
La PrudenciaSin la prudencia la persona cae en un fanatismo por el la disciplina, como si ésta fuera el fin buscado en el aula y no un medio empleado para un mejor aprendizaje. Como en toda hábito operativo bueno, siempre existen dos vicios relacionados, uno que se le opone abiertamente (la indisciplina) y el otro que se enmascara y disfraza de virtud (exceso de disciplina), quizá el más peligroso por inadvertido. La virtud de la prudencia permite elegir bien y nos ayuda a no perder de vista el por qué de nuestro esfuerzo.
La Fortaleza La virtud de la fortaleza nos ayuda a no abandonar el bien buscado a pesar de los obstáculos. Prudente y fuerte, ese es el perfil virtuoso del buen estudiante, o si se prefiere otra terminología, son los valores deseables en nuestros profesores y alumnos en su disciplina interior. Pero lo anterior, con ser necesario, no es suficiente. A mi criterio, la virtud más radical es la caridad: el amor. Es lo que nos hace más humanos, pues nos permite comprender que, a pesar de todas nuestras miserias, estamos hechos para el Bien, para servir, para comprender, en definitiva, que existimos para un Otro.
La Caridad Si no sabemos amar, difícilmente reconoceremos el bien que pasa ante nuestros ojos, en nuestro caso concreto, no será atractiva la verdad que mediante el conocimiento transmiten los profesores. Sin caridad, no es posible reconocer lo bueno que resulta para nosotros aprender, conocer, hacernos del mundo para dominarlo, someterlo y ponerlo al servicio del hombre. Por ello es que la las tres virtudes principales que favorecen el aprendizaje y mueven el interés para el estudio personal son: la caridad, la prudencia y la fortaleza. Estas virtudes son necesarias en primer lugar en los padres y profesores, y en segundo lugar en los alumnos.
3.Autoridad y Disciplina
Ahora podemos preguntarnos ¿Dónde radica la autoridad que sostiene la disciplina escolar? ¿Cuál es su fundamento? La palabra autoridad viene del latín auctoritas. Autoridad es la facultad de influir notablemente en el desarrollo de una acción, o de influir sobre la evolución de una situación en la que participan personas. Es el reconocimiento personal al autor de algo valioso, ya sea de modo directo, o a través de otras personas que reciben ese reconocimiento por delegación explícita o implícita. Pero ¿Cuál es la fuente de autoridad en el proceso educativo? Empecemos buscando en la familia. Las familias tienen un momento fundacional: el matrimonio que tiene como fines: la procreación, la formación de los hijos, y la ayuda mutua de los cónyuges para ser mejores personas en comunión. La educación de los hijos es uno de los fines del matrimonio. Por ello, la autoridad recae sobre los padres también de modo natural, es decir, es un mandato de la naturaleza humana que los padres reciben sin pedirlo.
En la familia se habla muy poco de disciplina, al menos de modo directo. Los padres hablan del exceso o defecto de orden, laboriosidad, perseverancia, bondad, etc. de cada uno de sus hijos, de sus éxitos o fracasos escolares, pero no hablan de disciplina. En instituciones no naturales, es decir, aquellas creadas por el hombre, si se habla de disciplina, por ejemplo el colegio, el deporte, o en un cuartel.
En la convivencia familiar se respetan normas, más o menos explícitas, que los padres se esfuerzan por hacerlas cumplir con mayor o menor éxito. Esas normas tienen su fundamento en el “amor incondicional” de los padres. Un hijo obedece a sus padres porque confía en ellos, porque los ama, porque sabe que quieren su bien, incluso sabiendo de las limitaciones de ellos. La raíz de la autoridad paterna es el amor que tienen los padres a sus hijos.
En un colegio los profesores tienen autoridad formal porque los padres se la han delegado para fines educativos. Esa autoridad descansa sobre las virtudes humanas del profesor. Para un adecuado ambiente educativo se requiere el fomento de ambos planos de la disciplina, si falta uno de ellos, la autoridad escolar se debilita.
4.Los protagonistas
Ahora conviene situar a los protagonistas del compromiso a propósito de la disciplina escolar. Nuestros protagonistas son, en primer lugar los padres de familia porque son los primeros, permanentes, y naturales educadores de sus hijos. En segundo lugar están los que son educados, es decir los hijos, que confían en la formación que les ofrecen sus padres, y en aquellas personas que reciben este encargo por delegación paterna. En tercer lugar están los profesores y la institución educativa que los promueve, porque brindan un servicio educativo a la familia. En términos empresariales, los primeros clientes del servicio educativo son los padres de familia, pues la acción educativa del profesor termina al terminar el periodo escolar, la de los padres termina con la muerte, y sospecho que va más allá en virtud del Amor.
Para que sea posible el compromiso entre padres y profesores es necesario saber a qué se comprometen los protagonistas. Podemos preguntarnos sobre ¿Qué rol o papel tienen éstos que cumplir?, pues si estos roles no están claros, surgen ambigüedades, y aunque los protagonistas se esfuercen por desempeñar roles que consideran importantes, se generan conflictos, pérdida de confianza entre padres y profesores, y naturalmente un nivel de compromiso muy bajo, con la consiguiente pérdida de eficacia educativa. Entonces volvemos a preguntar: ¿Cuáles son los roles sobre los que padres y profesores deben comprometerse?
5.Planos de acción
Empezaremos por mencionar dos vicios en la relación entre padres y profesores. El primer vicio es el del padre que se cree profesor, al que llamaremos el “padre-profesor”. El segundo de los vicios es el del profesor que se cree padre, y lo llamaremos “profesor-padre”. Ni el padre es el profesor, ni el profesor es el padre. Cualquiera de estos vicios rompe cualquier posibilidad de compromiso. Y lo rompe porque ambos tienen planos de acción distintos y complementarios.
Estos planos se enriquecen mutuamente y si uno de ellos presenta problemas (no sólo dificultades), el otro plano los refleja. Esto en virtud de la unidad de la persona humana, en este caso, del hijo que se mueve en ambos planos: el familiar y el escolar.
5.1 Plano del amor incondicional: Padres
Este plano es el plano familiar, es el plano natural de la persona, en este plano la persona nace, comprende por primera vez en su vida que no está solo, que mamá y papá le acompañan íntimamente, aún antes de nacer, desde que empieza a vivir, desde que fue concebido en el seno materno. Aprende a dar sin condiciones, pues reconoce en su intimidad, desde que tiene memoria, que solamente ha recibido cuidados por el simple hecho de ser miembro de su familia. No importa si es más o menos inteligente, alto o bajo, no importa el color de su piel, o si tiene facilidad para los idiomas, simplemente recibe porque es él. En la familia la persona no solo recibe elementos materiales necesarios para su subsistencia, también recibe sobretodo el amor de sus padres y hermanos, y en esta dinámica, descubre que él también tiene necesidad de dar, de dar sin condiciones, de dar lo suyo, de darse él mismo a los demás, en definitiva aprende a amar. Para aprender a amar es necesario amar, y ser amado. No es posible aprender amar en teoría, en un salón de clase, pues la dinámica del amor supone la apertura de la propia intimidad con los suyos, y éstos, los suyos, lo son en verdad, pues ellos también se dan en un movimiento de donación incondicional mutua y continua. Este es el plano educativo esencial, y por esto la familia es el ámbito educativo natural de toda persona humana. Dicho en otras palabras: los padres son los primeros educadores. En la relación entre los miembros de su familia la persona aprende a socializar, comprende el valor de la amistad, del dolor. Aprende a compartir, a respetar, a valorar la verdad, a desear conocer más y mejor esa verdad, verdad que le sirve para dominar su mundo. Para transmitir las verdades que conoce nuestra cultura la familia requiere de un adecuado servicio educativo. La acción educativa de los padres no requiere de alta ciencia, pues se fundamenta en la sabiduría natural que proporciona la dinámica amorosa de la familia. Incluso en aquellas familias en las los padres tienen un nivel de instrucción bajo, donde los padres no saben leer ni escribir, si los padres aman a sus hijos, educan más y mejor que otras familias en las que hay un nivel alto de instrucción pero el amor incondicional no es el eje de la familia.
5.2 Plano del conocimiento y la amistad: Profesores
Este es el ámbito propio de los profesores. La disciplina escolar se asienta en la autoridad de los profesores, autoridad que tiene su fundamento en su competencia profesional y en su categoría humana. Nuestra cultura requiere que las personas tengan un nivel de conocimientos que complemente los recibidos en la familia. Para lograrlo los padres recurren a una institución educativa buscando a personas que sean capaces de ayudarlos en la formación de sus hijos a propósito de su labor didáctica. No siempre fue así, en la antigüedad, cuando predominaban modelos familiares culturalmente distintos, los conocimientos eran suministrados por el entorno familiar. El plano sobre el que actúa el colegio es el de la amistad (amor de amistad) y la competencia profesional. La amistad es el tipo de amor humano que surge de compartir el tiempo con otra persona a propósito de una actividad buena en común. Para que el profesor sea eficaz debe ser amigo de sus alumnos, preparar su clase como si lo hiciera para el mejor amigo. Debe estar deseando que empiece su clase porque simplemente la pasa bien con los chicos. Debe esforzarse por mejorar cada día en el plano humano, pues es el único plano que realmente educa. Los padres no esperamos que el profesor sea un genio, esperamos que sea una persona buena que se esfuerce cada día por ser mejor. Los padres de familia esperamos que el profesor colabore con nosotros a enseñar a nuestros hijos a reconocer y apreciar la verdad. Y en la búsqueda continua de esta verdad, esperamos que surja de modo natural el deseo de estudiar, no para aprobar, sino para aprender.
6.Compromiso
El compromiso entre padres y profesores se fundamenta en una adecuada comunicación que permita a ambos protagonistas conocer lo que unos esperan de los otros. Los padres deben comprender qué necesitan de los profesores para una buena educación de sus hijos. Deben reconocer que ellos conocen de técnicas pedagógicas que les facilitan la transmisión de conocimientos de modo eficaz y eficiente. Deben tratar de conocer la calidad humana de los profesores que educan a sus hijos, y en esta línea, exigir competencia profesional y calidad humana. Los profesores deben comprender que, como decía el fundador de esta universidad, los protagonistas más importantes de un colegio son los padres de familia. Esta afirmación no es una frase bonita, tiene aplicaciones prácticas que si no se respetan, la labor educativa se diluye en la ineficacia, y se genera una pérdida de confianza entre padres y profesores que destruye el compromiso. Desde luego es una tarea apasionante, lo que no quiere decir que sea fácil, lo fácil es crear muros de incomunicación entre profesores y padres de familia. Hay que comenzar en plano inclinado, poco a poco, y en la medida que se concreten los compromisos en torno al ambiente escolar (la disciplina), ir planteando nuevos retos. Debo terminar diciendo que, gracias a Dios, conozco a muchos y muy buenos profesores, profesores que he visto crecer cada día, mientras veía crecer a mis hijos, profesores que han ayudado a mi familia en esa tarea, tan gratificante como agotadora, como es la educación los hijos.
Muchas gracias,
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